EDITORIAL


Alrededor de la inteligencia artificial, alrededor del ojo y alrededor del mundo, OCE está creciendo


Rodrigo M. Torres
Director de OCE


Contacto
Dr. Rodrigo M. Torres
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Oftalmol Clin Exp (ISSNe 1851-2658)
2024; 17(4): e481-e483.
https://doi.org/10.70313/2718.7446.v17.n04.380


En un mundo de superespecialistas, cada vez menos médicos saben hablar con un paciente o mirarle verdaderamente los ojos. Porque para ver de verdad dentro de los ojos de un paciente no alcanza una OCT. El dispositivo médico más caro, sofisticado e importante de un consultorio o de un quirófano es el médico. Pero se ha creado la idea de que la IA lo podrá solucionar todo. En un presente donde la realidad se retroalimenta de la ficción, la media de las masas busca ser creyente de una nueva especie de religión, con profetas y promesas de que todo estará bien: ya habrá una nueva aplicación que lo solucionará todo. Pero también hay escépticos que actúan de contralor mientras el corazón sigue bombeando y la electricidad de nuestras propias redes neuronales siguen conectándose, a veces mejor, a veces peor. OCE está aquí, es este contexto del mundo.

La IA sacude a quienes estamos rechinando sobre la bisagra de nuestra expectativa de vida, mientras vemos todo lo que nos hemos olvidado de enseñar a las nuevas generaciones, incluso cosas esenciales como cazar y cocinar, o pelear y amar. Tal vez tampoco nos lo enseñaron muy bien a nosotros y eso ahora se nota. Porque ante la urgencia y la seducción que tiene la sangre joven que embellece envoltorios, a veces en lugar de enseñarles les hacemos las cosas. Me preocupa qué pasará cuando no estemos. ¿Todo se equilibrará nuevamente de alguna forma fisiológica o patológica? Ningún súper jefe, director, fundador o líder de lo que sea es ni será imprescindible… ¿o sí? ¿Todos los próceres alguna vez son olvidados? Se muere en el olvido y OCE es un lugar donde seguir vivos. ¡Cuidado! El olvido es una ventaja para la IA, que exhuma todo lo que encuentra y crea zombis disfrazados de robots. Ante el olvido, la IA puede armar una nueva versión de la verdad, una pseudociencia, que cada vez será más ficción y más adecuada para la mano que mece la cuna en el precipicio de nuestra libertad de pensamiento. Así, en la globalización de la personalización de todo, todos tendremos de la IA una pseudoinformación personalizada, que además podrá ser contada de formas variadas infinitas veces, dependiendo de cómo sea percibida en nuestra ciclotímica existencia.
Pero la IA no nos hace más inteligentes. No hace más inteligentes a los tontos y eso es una mala noticia para todos. Puede manipular y embaucar muy fácilmente a los menos formados haciéndoles creer que saben hacer algo que en realidad no saben. No saben, por ejemplo, que si no se encargan de pensar en cómo utilizar herramientas, las herramientas podrán utilizarlos o incluso también podrán lastimarlos. Es como el martillo que golpea al dedo en lugar del clavo, es la motosierra que corta la pierna en lugar del tronco, o es el microscopio quirúrgico que te muestra lo que no importa en el momento más importante de una cirugía, en la antesala de la complicación. Hoy OCE cuida cada vez más cómo se hacen las cosas, utilizando más y mejor todas las herramientas disponibles.
Mientras muchos se van olvidando de hacer y de enseñar cosas básicas, mientras la virtualidad del entorno nos muestra una de las muchas realidades o la que mejor convenga para el momento (la realidad del like), nosotros estamos aquí, en una realidad que nos emociona, para la que estamos transpirando ideas, ganas, deseos y mucho esfuerzo coordinado y en equipo. Estamos en el último número de OCE de 2024. Una revista que tiene trabajos de realidad “real”, de nuestra región, de pacientes complicados y de médicos que resuelven. Estamos tratando de evitar la progresión e incluso revertir la realidad de lo miope que nos estamos volviendo todos en todo aspecto, sobre todo cuando nos olvidamos de ver lo que pasa dentro del entorno ojo-persona. OCE es una especie de castillo y faro a la vez, que cuida en cada número la información científica de las ciencias de la visión, pensando en los autores y en los lectores profesionales, pero también en la comunidad general que nos engloba y contiene. Como director de la revista he visto la forma en que los autores han trabajado sus ideas, cómo las han defendido y cómo han logrado validarlas, siempre con errores que son mitigados, errores que son parte de nuestra imperfecta medicina. He visto también a los revisores hacer propuestas constructivas sin egoísmo ni egocentrismo. Lo que hemos custodiado durante el proceso editorial es lo que en OCE 17.4 queda a disposición de todos, por siempre y a nivel internacional mediante un número de identificación electrónico (DOI). OCE y todo su contenido ya es parte de Crossref internacional, buscando incrementar la visibilidad de todo lo publicado en nuestra región para que la realidad escrita en OCE pueda ser cada vez más valorable en todo el mundo.

Este número de OCE cierra otro año de crecimiento internacional, donde Crossref es sólo el comienzo, pero siempre centrados principalmente en el lado hispano del mundo de la oftalmología. El idioma materno es parte de lo que somos e incluso de cómo vemos. Por eso OCE decide y elige mantener su idioma oficial en español, aunque también seguiremos creciendo y esperando recibir artículos en inglés. Continuamos con el idioma portugués como gesto de afecto a nuestro gran hermano y vecino país, Brasil, porque con nuestras diferencias crecemos juntos. Sabemos que hay programas que podrán traducirlo todo, pero la creación original será siempre aquella que se ha gestado en el pensamiento del idioma elegido por el autor responsable. El idioma de nuestro pensamiento. Con esto cerramos el año comunicando que OCE los espera para que durante el 2025 sea el lugar donde puedan validar el idioma de sus pensamientos científicos relacionados con la visión, más allá de la IA que no lo es todo, o mejor aún, aprovechando la IA como una herramienta más, pero que no reemplaza el deseo de saber más, de crear conocimiento y de divulgarlo a la comunidad.
A todos los autores, a todos los revisores, a las autoridades del CAO y todos los motores humanos del gran sector administrativo del CAO y a todo el gran equipo de la revista OCE, gracias por este gran 2024. A prepararse para un nuevo año con más cambios, donde los desafíos serán cada vez más importantes, las metas están cada vez más cerca y los proyectos son cada vez más internacionales.

Estimados colegas de todo el mundo, ¡esperamos sus contribuciones!