EDITORIAL


Las ficciones visionarias de un miope como Borges y la necesidad de imaginar hipótesis y su metamorfosis en evidencias
Rodrigo M. Torres


Director de OCE


Oftalmol Clin Exp (ISSNe 1851-2658)
2024; 17(2): e153-e154.


Si les contara que hay una gran cantidad de lámparas de hendidura que tienen un sofisticado sistema que de forma encubierta registra a cada persona que evaluamos, procesando gran cantidad de datos por un tipo de inteligencia no humana, que además de evaluar las alteraciones oculares pueden determinar la salud general y la expectativa de vida, seguramente dirán que exagero. Si además agregara que la empresa que fabrica estos dispositivos subasta estos datos en un mercado ilegal de compañías de seguros médicos, ustedes podrían sospechar que quien escribe esta editorial no soy yo, sino que es parte de un cuento escrito “a contra reloj” del creador y narrador de historias Hernán Casciari, quien a su vez fue invadido por neurotransmisores fantasmagóricos de ideas incineradas, de aquellas notas que Borges pidió quemar antes de fallecer un 14 de junio de 1986. La energía que emergió luego de su muerte fue parte de la épica que llevó a la selección de fútbol a ganar los partidos que vinieron días más tarde con la consagración maradoniana en la final ganada el 29 de junio de ese mismo año en México. Sí, la energía de Borges ayudó a ganar el mundial de 1986 y recién me di cuenta. Pero esta visión que tuve nada tiene que ver con todo lo que hay en este número de OCE y lo que se viene en nuestro futuro. ¿O sí? Porque somos muchos quienes estamos imaginando y trabajando por el gran presente y futuro de nuestra revista como publicación científica de ciencias de la visión para Hispanoamérica y el mundo.
Jugar con la ficción en este editorial es un ejercicio práctico. Habla de lo relevante que es pensar en hacer cosas imposibles para luego hacerlas realidad. Realidades y ficciones, como lo de pensar que pueda existir una empresa que te escanea el iris y de allí tener el control internacional de identificación de personas, y que además sea dueña de un sistema monetario virtual, aunque esto —que parece cuento— hoy es realidad. Lo que no sé si es verdad es el rumor de que esta empresa fue saboteada por oftalmólogos rebeldes porque reclamaron que la evaluación del iris es un acto médico. Por lo tanto, decidieron tallar el iris de todas las personas con un láser, lo que generó un caos mundial de identidades. Tampoco sabemos qué tan cierto puede ser que la empresa que desarrolló el sistema del escaneo del iris haya echado a su jefe de personal por no haber previsto la necesidad de incluir dentro de su equipo de desarrollo a oftalmólogos que tal vez hubieran podido prevenir este problema que finalmente llevó a la quiebra a la empresa. Porque a veces la realidad supera la ficción.
Estamos en un presente pospandémico donde la incertidumbre es la realidad, donde todas las guerras se sienten cercanas pero aún ajenas y donde hay cada vez más cosas que antes eran ficción y que hoy son realidad, como por ejemplo el hecho de que para tratar la miopía hay mucho más que lentes o el excímer láser. La ciencia progresa lo que nuestra mente le permite. Hoy entendemos, con claras evidencias científicas, que los defectos de refracción representan una incumbencia exclusivamente médica. Porque para esos niños que tienen miopía y podrán ser nuestros futuros Borges, hoy tenemos métodos que pueden controlar su progresión a fin de evitarles complicaciones que puedan llevarlos a la ceguera, como el glaucoma o las alteraciones retinales asociadas a la miopía.
Este número de Oftalmología Clínica y Experimental —que aparece durante el mes en el que se instaura por primera vez el 14 de junio como Día nacional de la miopía en la Argentina, en conmemoración al fallecimiento de Jorge Luis Borges— contiene información para poder determinar el nivel de evidencia y facilitar la correcta toma de decisiones, nuevas hipótesis sobre el eje “ojo - intestino - cerebro - pulmón” y el síndrome de la superficie ocular permeable. También ofrece una gran revisión sobre el impacto de los problemas visuales de Borges en su obra literaria, que a su vez describen las complicaciones secundarias a la miopía. Los artículos originales del presente número nos revelan datos de estudios de nuestra región, pero con impacto global, además de casos clínicos y cirugías que demuestran que la originalidad puede nacer incluso en hechos potencialmente comunes. De sus médicos depende poder detectar lo peculiar en lo frecuente. Casos y cosas de la ciencia, que son reales, pero que han requerido que sus autores vean más allá para resolver los problemas de sus pacientes, utilizando el método científico en un contexto donde no sólo la medicina, sino también la vida, se practica basándonos en evidencias, jerarquizando adecuadamente nuestras fuentes de información. Desearía seguir contando lo que ya tenemos previsto para ser publicado en el próximo número de OCE, pero disfrutemos el presente, que es lo más real y tangible que hoy podemos aprehender.