EDITORIAL
Los datos y la relevancia de estandarizar la práctica clínica, ¿una verdad de perogrullo?
Rodrigo M. Torres
Director de la revista Oftalmología Clínica y Experimental (OCE).
Autor corresponsal
Dr. Rodrigo M. Torres
romator7@gmail.com
Oftalmol Clin Exp (ISSNe 1851-2658)
2023; 16(1): e1-e2.
El Diccionario de la Real Academia Española define a la palabra perogrullada como la expresión de una “verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla”. Decir que la práctica clínica debe ser estandarizada para muchos podrá ser una perogrullada, pero veremos a continuación que la práctica diaria no siempre es así.
Medicina actual
La práctica de la medicina actual es la medicina basada en la evidencia.
Nuestras evidencias, como médicos, se sustentan en los datos. Los datos representan la información que obtenemos de los pacientes. Resolvemos casos clínicos analizando datos y analizando datos cuidamos la salud. Evaluamos qué datos están dentro de los parámetros de la normalidad y cuando encontramos resultados que están en una zona gris, agudizamos nuestra capacidad para interpretar esos datos en el contexto del problema del paciente, interrelacionando varios de ellos. Para ayudarnos, la digitalización de la información y la gran capacidad de procesar y analizar datos es algo que está comenzando a cambiar nuestro presente y determinará nuestro futuro como médicos, algo que se resalta el doctor Víctor Reviglio en la nota de opinión científica publicada en este número de la revista OCE sobre inteligencia artificial en oftalmología.
Datos en el contexto de los pacientes
Hay datos principales y hay datos accesorios; aunque lo anterior será en realidad siempre temporal, condicional y subjetivo, porque la relevancia de la información podrá fluctuar dependiendo del problema que necesitemos evaluar. Podríamos expresar que la agudeza visual es quizás “el” dato principal por excelencia que existe en oftalmología. Podríamos agregar que la refracción y la presión intraocular también son relevantes. Pero el diámetro de la papila óptica, el espesor de la mácula o el grado de opacidad de cristalino, también son importantes. Igualmente de importante puede ser la opinión del paciente, como veremos en el artículo de revisión de la Dra. Patricia Villacorta, cuando la opinión, si es adquirida y procesada adecuadamente, se transforma en un dato de gran valor tanto en el contexto clínico como en la investigación. Mientras más datos médicos tengamos de nuestros pacientes, tendremos más capacidad de diagnosticar y resolver eficientemente los problemas cotidianos y los poco frecuentes.
Obtención de datos
Obtenemos datos de nuestros pacientes de diversas formas según el parámetro que vayamos a evaluar. Pero la veracidad del dato dependerá de la forma como lo adquirimos y de cómo lo adquirimos. El método utilizado cada vez que midamos algo debe ser confiable y reproducible, no sólo en el contexto de cada consulta, sino acorde a normas establecidas a nivel internacional, para que esos datos sean comparables y a su vez, creíbles. Dentro del método establecido para la adquisición de datos debemos comprender la relevancia que tiene el dispositivo utilizado. Nosotros “creemos” en lo que medimos, en lo que nos dice un aparato. En base a eso, definimos si el paciente está o no dentro de la normalidad y tomamos decisiones. Entonces, resulta relevante el mantenimiento del equipamiento utilizado en oftalmología, una especialidad altamente dependiente de la aparatología: frecuencia de revisiones y calibración, duración y desgastes de piezas, condiciones de uso estipuladas por el fabricante y principalmente que exista una aprobación para su uso de una agencia regulatoria (en el caso de la Argentina es la ANMAT), son aspectos de incumbencia médica, aunque luego se tercerizan en otros profesionales. Como médicos, debemos estar al tanto de esos aspectos.
Cuidemos la empatía con el paciente
El arte es arte y la medicina es una ciencia que busca ser exacta, sabiendo de antemano que eso es imposible en el presente. Pero el futuro se acerca y lo vemos reflejado por la capacidad de tener cada vez más datos que pueden ser analizados más eficientemente mediante nuevos procesos tecnológicos.
Por lo tanto, hoy más que nunca es necesario mantener una actualización continua para poder estar al día con el conocimiento, ser muy metódicos y objetivos en la forma de adquirir datos al realizarle pruebas a nuestros pacientes y ejercitar la empatía, que quizás es y seguirá siendo la característica más relevante y distintiva que tenemos . Es algo a cuidar y que deberemos revalorizar. Nosotros somos el mejor “dispositivo” que tenemos.
Para terminar, antes de ir a revisar cuándo fue el último service que le hicieron al autorrefractómetro o al OCT y antes de que verifiquen la calibración del tonómetro de aplanación, recomiendo reflexionar sobre algo básico: la forma de tomar la agudeza visual, de lejos y de cerca. Es relevante verificar las condiciones de luminosidad, el tipo de test utilizado y cuál es la distancia recomendada por su fabricante. Revisando nuestro accionar diario podemos darnos cuenta cómo mejorar.