IMÁGENES CIENTÍFICAS


Un ojo rojo “un poco raro”, cuando no todo es conjuntivitis

Jorge Sánchez-Monroy(a-b), Victor Mallén García(a)


a) Departamento de Oftalmología, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
b) Departamento de Cirugía, Universidad de Zaragoza, España.


Recibido: 30 de agosto de 2021.
Aprobado: 3 de marzo de 2022.

Autor corresponsal
Dr. Jorge Sánchez-Monroy
jrgsanchez.cr@gmail.com

Oftalmol Clin Exp (ISSNe 1851-2658)
2022; 15(2): e248-e249.


Figura 1. Fístula carótido-cavernosa. Se observa la típica imagen de vasos en sacacorchos.

 

Se trata de un varón de 40 años con una fístula carótido cavernosa de bajo grado que acudió en numerosas ocasiones al servicio de urgencias por ojo rojo y dolor que asociaba a los esfuerzos pero que cedía rápidamente. Cuatro meses después del inicio de la sintomatología comenzó con dolor sordo opresivo periocular, incremento del enrojecimiento presentando la típica imagen de vasos en “sacacorchos” (fig. 1), ingurgitación de venas perioculares con edema periocular (fig. 2), proptosis, oftalmoplejía dolorosa y disminución de la visión. Se realizó una TAC orbitaria donde se objetivó la proptosis, engrosamiento congestivo de la musculatura ocular extrínseca y la ingurgitación de la vena oftálmica ipsilateral. Se realizó una angiografía obteniéndose el diagnóstico definitivo. Dada la estabilidad clínica, se realizó tratamiento conservador con reposo y compresiones periódicas carotídeas resolviendo el cuadro.

Figura 2. Ingurgitación venosa periocular en fístula carótido-cavernosa.


Las fístulas carótido cavernosas constituyen un cuadro clínico poco frecuente y necesitan un alto grado de sospecha clínica para su diagnóstico1-3. Las manifestaciones oculares son múltiples y no son patognomónicas; incluyen: proptosis, quemosis, congestión epiescleral con vasos en sacacorchos, pulsación del globo, frémito orbitario, disminución de la visión y aumento de la presión intraocular1-2. Se producen debido a la presión venosa elevada trasmitida desde el seno cavernoso hacia la órbita a través de la vena orbitaria superior y sus tributarias. Para su diagnóstico las pruebas de imagen (TAC, RM) son fundamentales, siendo el gold standard la angiografía.
Conocer esta entidad tan poco frecuente y sospecharla desde urgencias es crucial ya que supone una verdadera urgencia neurooftalmológica con graves consecuencias para los pacientes.


Referencias

  1. Raimundo C, Pacheco P, Villarroel F, Urbina F. Fístula carótido-cavernosa: importancia de su diagnóstico y tratamiento oportunos para prevenir la ceguera. Rev Med Chile 2004; 132: 1221-1226.
  2. Riaño Argüelles A, Bada García MA, Sebastián López C, Garatea Crelgo J. Fístula carótido-cavernosa. Rev Esp Cirug Oral Maxilofac 2005; 27: 113-117.
  3. Rodríguez Gil R, Hernández Marrero D, Afonso Rodríguez A et al. Manifestaciones oftalmológicas de la fístula carótido-cavernosa: a propósito de 3 casos. Arch Soc Canar Oftalmol 2014; 25: 104-109.